Al leer o escuchar sobre apologética se nos vienen a la mente ciertas amistades, compañeros de trabajo o hasta un familiar. ¿Te ha pasado que de pronto un colega te dice en tono retador: «odio la religión, pero amo a Jesús»? Este escenario es una de las tantas maneras de iniciar una conversación en la que de pronto te conviertes en el único defensor de la Iglesia Católica y de toda su doctrina. ¿Cómo reaccionarías si te encontraras en esta situación?
Si estás aquí, es probable que estés interesado en la apologética. También es probable que hayas tomado una postura un tanto agresiva, sobre todo al conversar con personas de otras denominaciones cristianas. Esto parece ser el motor de muchos grupos de debate en las redes sociales. Una lucha virtual sobre quien tiene la razón.
Recientemente, algunos en la Iglesia parecen haberse tatuado en el corazón las palabras de San Pedro dirigidas a las diversas regiones de Asia Menor, mismas que se han convertido en el himno de los apologistas de nuestros días. Pero, ¿qué quiere decir esta frase? Según la historia, San Pedro escribe su primera carta en torno al año 64 ó 67 a una Iglesia conversa del paganismo. Estos conversos no solo luchaban, como muchos cristianos, por perseverar en la fe, sino que también peleaban contra toda amenaza de muerte debido a su conversión.
«(Estad) siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que les pida razón de su esperanza.» – 1 Pedro 3:15
En su libro titulado Teología Fundamental, Jutta Burggraf, teóloga Católica, explica 4 partes de la famosa frase de San Pedro.
- «siempre dispuestos» : Tú, yo y todo Cristiano tenemos una tarea permanente en la que manifestamos nuestras creencias con naturalidad.
- «dar respuesta (apologia)» : Tal vez no puedas «demostrar» tus creencias, pero puedes mostrar que no son absurdas y que es más razonable creer que no creer.
- «a todo el que lo pida» : Es necesario que medites y te expliques a ti mismo por qué crees lo que crees. Una vez que comprendas tu credo, puedes dar razones a otros para que, por lo menos, puedan considerar la fe.
- «la razón (logos) de vuestra esperanza» La razón de nuestra esperanza es una persona, Jesucristo.
Al comprender estos puntos, y sobre todo el último, puedes comenzar a cuestionar el resultado deseado al entrar en un debate apologético. Una vez leí que en este tipo de diálogo es más importante ganar a la persona que ganar el argumento. Porque sin duda es posible ganar el argumento y perder el interés de la persona, poniendo así su alma en peligro.
San Josemaría nos regala una idea de gran importancia al buscar hacer la voluntad de Dios y que debemos extrapolar al evangelizar y catequizar. El Santo de lo ordinario escribe en Camino 92 «En primer lugar, oración; después, expiación; en tercer lugar, «muy en tercer lugar», acción.» Hemos de seguir este orden si en realidad buscamos la conversión de almas.
Por último, no olvides que tenemos muchísimos aliados en este diálogo, incluyendo a nuestros ángeles guardianes y a los Santos, a quienes podemos pedir que intercedan por la conversión de nuestros amigos. Pongo en las manos de nuestra Madre, la virgen María, la conversión de tus seres queridos.
Este texto fue inspirado por la introducción del libro Teología Fundamental escrito por Jutta Burggraf. ¡No olvides comprar y leer el texto original!
Pingback: Debate de apologética sin ofender al otro de esta forma • Enlace Católico.INFO